Hace unos días fui testigo de la entereza de un colega de la universidad quien, en medio de un problema de salud familiar, en cumplimiento de su deber, nos convocó a una reunión de trabajo. Su desánimo no le impidió por cerca de 45 minutos dirigir una sesión que quizá pudo postergar para tiempos mejores,Sigue leyendo «La fortaleza que falta»