Filgua 2022

Mañana dará inicio la XIX Feria Internacional del Libro de Guatemala, una iniciativa de interés para el país por la promoción de la lectura y la oportunidad de avecinarse a los textos.  Nunca será suficiente el ánimo por la cultura obtenida a través de la experiencia literaria, el acercamiento a los dedicados a la construcción del conocimiento.

Escribir, entre tantos méritos, ayuda a estructurar el mundo, es un acto demiúrgico en el que el intelectual intenta dar sentido a las cosas.  Su ejercicio es de provecho no solo para el artífice, sino también para los que interpretan las claves del creador.  De aquí que la actividad literaria incluya al lector en su esfuerzo crítico-hermenéutico.

La lectura enriquece porque permite contrastar el reducido mundo anidado en nuestras convicciones por medio de la experiencia diaria.  Reducirse a ello nos incapacita para la comprensión de horizontes, nos empobrece y nos vuelve presa de los poderosos.  Leer habilita, nos transforma, favoreciendo mejores resultados en todas las esferas en que nos desarrollamos.

Por ello, la ignorancia no es ningún negocio para la sociedad.  Ya no es solo el problema de la pobreza que genera, sino la cultura extendida de la ramplonería, la vulgaridad y la chabacanería.  No hablo de estética, sino de la inteligencia social que favorece un nivel superior para enfrentarse a la vida. 

Esto se expresa, más allá de las conversaciones, en los gustos, los juicios y el discernimiento.  Aprender a pensar es uno de sus resultados.  Entender que la vida es mucho más compleja de lo que atestiguan nuestros sentidos.  Nos habilita para problematizar lo que damos por descontado, dado que quizá no hayan hechos, sino ligeras interpretaciones.

La lectura a veces es violenta.  Irrumpe y rasga. Destruye.  Es iconoclasta, rompe ídolos.  Esa transgresión nos expone al ridículo, pero es una vergüenza que, superada, al tiempo que nos hace guerreros, produce la paz.  El ejercicio crítico nos sitúa y nos regala nuestra propia fisonomía, revela quiénes somos y el camino alterno que debemos retomar.

Sí, pensar tiene su encanto.  Más allá de lo lúdico, sin embargo, el diálogo con los autores genera conductas.  Lo ético es inevitable, esto es, la asunción de modos de vida, costumbres distintas, revisión de hábitos.  Un libro supera la impunidad, incide e invade, no siempre con sutileza.

Quedan todos invitados a la Feria del libro (Filgua, 2022).  Para quienes quieran compartir, estaré el viernes 2 de diciembre a partir de las 18:00 horas en la Sala Humberto Ak’abal.  Se darán cita también los amigos, Gustavo Sánchez y Gustavo Bracamonte.  Hablaremos de literatura.  No falte.

Publicado por Eduardo Blandón

Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo.

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