Tengo la impresión de que eso que llamábamos hace muchos años “pecados solitarios” sea una pieza más de colección. Hablo de esos “pecadillos”, muchas veces de índole sexual, cometidos en secreto donde se transgredía solo. Todo con la certeza de que nadie se enteraría de ese arrebato a menos que lo confesáramos a alguien oSigue leyendo «Jobs te ve»