Sentado en mi escritorio veo mi plantita, lleva más de cuatro meses conmigo, entristeciéndose, avejentándose y quizá empezando a cumplirse en ella eso que llaman ley de la entropía. Está en decadencia aún y cuando la he cuidado y le tengo un afecto especial. No le hablo, pero sí eventualmente la acaricio y la contemploSigue leyendo «El tiempo pasado con gatos nunca es tiempo perdido»